ENVEJECIMIENTO RURAL EN EL PERÚ: UNA TAREA PENDIENTE DEL ESTADO

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“Nosotros debemos de decir lo que nosotros sentimos acá, de lo que adolecemos acá, de lo que nosotros estamos sufriendo todos estos abandonos y no tenemos quien nos escuche. El gobierno debe de ser conocedor de nuestras realidades. Quisiera que de nosotros se lleve el sentir de este pueblo, de estos ancianos que no tenemos ninguna clase de apoyo, estamos al abandono, ¡al abandono! Muchas personas realmente no tienen que llevar a la boca, no tenemos trabajo, sufrimos todos… cuando nosotros ya llegamos a una edad de los 60 o 70 años estamos al abandono; no hay medicinas, no hay ropa, nuestros hijos sin trabajo; entonces, es una desesperación, eso nos mata a nosotros…”

Sixto Celso. 62 años
Distrito de Callalli – Arequipa

I. INTRODUCCIÓN

El proceso de envejecimiento en nuestro país está creciendo, actualmente el 10.1% de la población peruana es adulta mayor (3’250,000 habitantes). La problemática es amplia de este sector poblacional y se agudiza aún más en los miembros de los hogares pobres, sobre todo si pertenecen a zonas rurales; y se produce, con características diferenciadas en el caso de hombres y mujeres, debido a profundas inequidades estructurales y a la pobreza generacional que caracteriza a nuestro país. Las mujeres, por ejemplo, poseen una deficiente calidad de vida en las zonas rurales, debido a sus múltiples enfermedades y la falta de educación y alfabetización.

Este documento constituye un resumen de una consultoría mucho más amplia que realicé para una entidad del Estado. A través de este escrito, busco dar a conocer la problemática que aqueja principalmente al adulto mayor de los pueblos más excluidos de nuestro país. La intención es que en base a esta información cualitativa (trabajada para la institución pública), construyamos e implementemos políticas de protección y apoyo (a través de programas y proyectos) a las personas adultas mayores de las zonas rurales de nuestro país.

II. ASPECTOS GENERALES DE LAS COMUNIDADES INTERVENIDAS

El análisis realizado nos muestra que los adultos mayores rurales se dedican a realizar diversas actividades como la agricultura, la ganadería, el pastoreo y la artesanía. Sin embargo, al ver que estas actividades son poco rentables, este bolsón poblacional demanda que se les capacite en actividades que le generen ingresos, además estas actividades deben ser de acuerdo a la realidad social, productiva y geográfica de la comunidad rural.

En muchas de estas comunidades, históricamente el Estado, no ha tenido presencia efectiva. En algunos de estas comunidades, no existe instituciones claves como colegios, escuelas, postas médicas, clubes de madres, comedores, etc; limitando el desarrollo de las poblaciones más vulnerables como los ancianos y niños.

La mayoría de las comunidades y distritos intervenidos en la consultoría, forman parte de los bolsones de pobreza y pobreza extrema del país, existiendo problemas sociales y económicos graves, que todavía necesitan el apoyo por parte del Estado y de entidades privadas.

A pesar de ello, el potencial de las comunidades rurales son sus recursos naturales y culturales. En estos pueblos existen recursos que podrían ser aprovechados en actividades económicas como por ejemplo el turismo y actividades productivas agropecuarias. También en muchas de estas comunidades existen diversas fiestas, danzas, vestimentas, restos arqueológicos, medicina tradicional que bien podría formar parte de un plan de desarrollo de las zonas rurales.

III. SITUACIÓN ACTUAL DEL ADULTO MAYOR RURAL

  1. Educación, Salud y Alimentación

A nivel educativo existe una adecuada proporción que hizo la primaria completa o asistió los primeros años a la educación primaria. Pocos asistieron a la educación secundaria. En las zonas rurales el bajo nivel de educación es una constante debido a que los padres por “cumplir” envían a sus hijos a la escuela, al ver que sus hijos ya no se dedican a las labores agrícolas o domésticas, los retiran de la escuela para que puedan trabajar al lado de ellos (agricultura o labores domésticas). Cabe recalcar que anteriormente la educación primaria solamente se dictaba hasta los primeros años de la escuela. En suma, no existe una cultura de la educación debido a la desinformación de los padres en las áreas rurales y falta de apoyo por parte del Estado.

Muchas mujeres quechua hablantes no asistieron a la escuela y esto es un problema en los pueblos rurales del ande y la amazonia, porque tienen un idioma materno diferente al castellano y por lo tanto la educación no es bilingüe, limitando el ingreso de personas o en todo caso aprendiendo el castellano en estas escuelas y olvidándose del idioma materno. Las mujeres adultas mayores han sido las más desfavorecidas al momento de dedicarse al tema de la educación. Otros en cambio no han tenido apoyo para terminar la educación secundaria, y algunos lo han terminado en ciudades grandes porque en la comunidad no existía la educación secundaria. Uno de los problemas generalizados actualmente en nuestras comunidades rurales.

La ausencia de participación en la educación por parte de las mujeres tiene como consecuencia que el tema de la pobreza entre éstas, sea muy marcado, conllevando a pertenecer a una condición social más baja y obviamente generando altas tasas de pobreza entre esta población, más aún si no pudieron casarse o quedaron viudas.

Para tratar sus enfermedades recurren la gran mayoría a la medicina tradicional. Las personas adultas mayores hacen uso de un conjunto de plantas medicinales que utilizan, como las infusiones y ungüentos. Los conocimientos sobre la medicina tradicional en los pueblos rurales está muy arraigado a sus culturas, muchas de esta medicinas tradicionales y su uso, tienen un asidero científico debido a que tienen milenios de experimentación por parte de los pobladores; por lo tanto, el Estado debería apoyar al conocimiento y aplicación de esta medicina complementaria como parte de la cura alternativa de las enfermedades; sobre todo aprovechando el conocimiento que tienen los adultos mayores en torno a esta formas de medicina alternativa.

Cuando cuentan con recursos económicos o la enfermedad es grave, recurren a los centros médicos. Los entrevistados no confían en los centros de salud porque no reciben un trato adecuado por parte del servidor médico, y muchas veces las citas y medicinas son costosas. Las enfermedades más comunes son el dolor de cabeza, articulaciones, problemas en la vista y oídos, dolores del estómago, males respiratorios, pérdida de memoria, artritis, osteoporosis, reumatismo, etc.

El Ministerio de Salud debería implementar y fortalecer especialidades médicas o llevar a cabo programas especializados de salud donde se atienda prioritariamente las enfermedades seniles como problemas de la vista, problemas respiratorios y dolor en las articulaciones. La atención especializada también debe consistir en la buena alimentación a partir de los productos locales, de esa manera se elevará el nivel nutricional del adulto mayor y disminuir las tasas de enfermedades.

La alimentación se basa en productos locales que provienen de las chacras. Dicha alimentación principalmente se compone de maíz, frijol, yuca, papas, mote, trigo, alverja, morón, plátanos, leche, verduras y pocas veces algún tipo de carne, salvo cuando crían sus animales menores. Los alimentos se ingieren en el desayuno y almuerzo, por las tardes en muchas comunidades solo ingieren infusiones acompañado de pan.

Ellos/ellas relacionan la inadecuada alimentación al hecho de no ingerir carnes y solo se alimentan con productos provenientes de las chacras, ello debido a que se ha introducido en la cultura alimentaria que las carnes son “sabrosas” e imprescindibles, mientras que los productos originarios de las chacras no son valorados en su real dimensión, sabiendo que estos productos son ricos en carbohidratos, vitaminas y diversas proteínas.

La mayoría de los alimentos los obtienen de las chacras y otras veces de las ferias y tiendas de las localidades. Los adultos mayores rurales lamentablemente no tienen los recursos económicos suficientes para realizar compras en las ferias o tiendas. Por otro lado, mencionan que la alimentación en décadas pasadas era mejor que la actual, porque las chacras producían mucho mejor y les permitía alimentarse adecuadamente y en abundancia, además refieren que en décadas pasadas utilizaban abonos orgánicos a diferencia de hoy, donde la producción es a partir de abonos artificiales, el cual “empobrece” a la tierra y los productos, subsecuentemente afectando la salud.

En otras comunidades estas personas ingieren muy poco, porque los alimentos producen dolores de estómago y otros no pueden masticarse debido a la falta de dientes, por lo tanto, ingieren alimentos y comidas suaves que no involucre masticación, como las mazamorras y purés de papas. El país debería contar con un programa adecuado de salud bucal y cuidado de los dientes, este problema es bastante notorio en las comunidades rurales y con mayor incidencia en las personas adultas mayores.

Nuestro país es un crisol de heterogeneidades y por ende también de potencialidades. Somos poseedores de alimentos diversos y nutritivos. En la costa, sierra y selva podemos encontrar culturas alimentarias, que bien podrían aliviar los altos niveles de desnutrición si es que los tomamos en cuenta en nuestras políticas nacionales. No podemos actuar sin tomar en cuenta las realidades y solo tomando en cuenta nuestra racionalidad occidental.

  1. Ingresos Económicos y Actividad Diaria

Las actividades que los genera ingresos económicos en su mayoría están relacionadas con la venta de sus productos agrícolas y la venta de sus animales menores y vacunos. Algunas mujeres lavan ropa o tienen pequeños negocios en los mercados, también elaboran diversos tipos de tejidos y artesanías para la venta. Los hombres poseen algunos oficios como choferes, zapateros, ebanistas o carpinteros. Otros ingresos económicos son alquilando sus terrenos o trabajando como peones o jornaleros en las chacras.

El trabajo de peonaje es característico en las comunidades rurales del Perú, y son las personas adultas mayores que muchas veces se dedican a este tipo de contrato asalariado. La gran mayoría de personas adultas mayores no pueden trabajar debido a las diversas enfermedades que los aquejan.

Las actividades diarias se inician muy temprano (4 o 5 de la madrugada). Los varones en las comunidades rurales se dedican a cuidar y trabajar en sus chacras, traer leña para que sus mujeres o familiares puedan cocinar; mientras que las mujeres, se dedican a las actividades domésticas como lavar la ropa, cocinar, hacer el aseo del hogar y cuidar animales menores que crían y pastan en el campo. Muchos de los ancianos no pueden realizar actividad alguna debido a que sus males no les permiten hacerlo.

La implementación de trabajos livianos sería conveniente en estas comunidades, como la crianza de animales menores, alguna pequeña empresa autogestionaria y talleres para aprender manualidades y oficios diversos. El Estado y las empresas privadas conjuntamente, deben promocionar e implementar pequeñas empresas, negocios o talleres autogestionarios que permita el desarrollo de las diversas potencialidades y capacidades que poseen los adultos mayores de los pueblos rurales.

  1. Afectación de Derechos e Integración Social

Gran parte de estas personas cuentan con su documento de identidad. Es un documento que les permite realizar viajes, trámites documentarios, servir como testigos, contratos de compra y venta, elegir a sus autoridades, etc. Algunas mujeres no cuentan con el DNI, otro claro indicador del escenario subordinado que se encuentra la mujer rural en nuestro país. Algunos fueron a sacar o renovar el DNI y llama la atención la respuesta de las autoridades que les dicen que ellos/ellas ya no pueden contar con el documento porque ya se les paso la edad.

Se observa que obvian la funcionalidad del documento en los procesos electorales y la pertenencia que les adhiere a la nacionalidad peruana, por lo tanto, no comprenden el concepto de inclusión social a la nación peruana. Se debería fortalecer por medio del DNI la pertenecía e inclusión a la nacionalidad a través de talleres de valoración y funcionalidad del documento de identificación.

En la mayoría de las comunidades rurales, no se reportan maltratos físicos o hechos de violencia contra esta población etaria, solamente se dan pequeñas rencillas entre los vecinos que terminan en insultos, pero entre estas personas se da poco esta situación. Las mujeres refieren que en sus épocas de juventud recibían maltratos por parte del esposo. Actualmente un pequeño grupo reportan maltratos por problemas de herencia con los familiares, una situación que amerita el apoyo legal a estas personas.

Un aspecto a tomar en cuenta, es la existencia de casos de personas adultas mayores que han sufrido actos de violencia física e insultos en época de la violencia política que atravesó nuestro país. Afirman que fueron llevados a las comisarías, acusados de pertenecer al terrorismo, allí los policías los maltrataban con golpes e insultos, les quitaban sus documentos y posteriormente al no ser encontrados culpables los dejaban en libertad.

Algunos de los adultos mayores rurales forman parte de organizaciones comunales como las rondas campesinas o el comité de regantes, también están en los programas del vaso de leche, comedores populares, el INABIF, participan en el centro del adulto mayor de sus localidades o en el Programa Pensión 65. Por otro lado, participan en congregaciones religiosas, sobre todo las mujeres adultas mayores participan constantemente en grupos católicos y no católicos. Una buena parte de ellos y ellas no pertenecen a ningún grupo o asociación.

En muchos pueblos, esta población demanda su participación en los programas de vaso de leche y comedores populares, ya que varios de ellos no son aceptados o en todo caso son discriminados, porque no están catalogados como pobres o no tienen hijos menores, debido a que muchos de los programas sociales exigen estas condiciones para poder ser aceptados como beneficiarios y muchas veces estas condiciones no resultan ser un indicador suficiente para medir las condiciones de extrema pobreza o necesidades prioritarias. Estos son los problemas de focalización como la filtración y subcobertura que afectan actualmente a la mayoría de programas sociales, de allí su necesaria reforma y reorganización.

La mayoría de los adultos mayores no viven solos, siempre hay familiares que los acompañan. Todavía tienen al esposo o la esposa que conviven con los hijos, nietos, nueras, bisnietos, etc. Esto es importante para que las personas de la tercera edad sientan que todavía son parte de un entorno familiar, además estas personas representan hasta ahora, el soporte económico de la familia.

IV. PERSPECTIVAS DEL ADULTO MAYOR RURAL

Las personas adultas mayores se sienten solos, no tienen apoyo del Estado y otras instituciones. Esta población vulnerable ya no cuenta con “las fuerzas suficientes” para seguir trabajando, solamente sobreviven del poco esfuerzo que realizan en la siembra de productos y el apoyo de algunos programas sociales. El Estado, a través de sus sectores debería apoyarlos y una de sus demandas importantes es un seguro de salud y talleres de costura, tejidos y bordados, crianza de animales menores. Mencionan que seguirán trabajando hasta que les alcance las fuerzas.

Ellos asocian la edad avanzada con diversos tipos de enfermedades. Un avance a nivel del Estado es el Programa Pensión 65, que se destiná a aquellas personas adultas mayores más pobres de algunas regiones del país. Es necesario ampliar su cobertura y hacer frente a los problemas de focalización que apoya a los que NO necesitan y excluye a los que verdaderamente necesitan del Programa.

Muchos de los adultos mayores rurales tienen la voluntad de ser autoridades con el fin de apoyar a sus congéneres en diversas gestiones que les permita distribuirles alimentos y acceder a la salud por medio de un seguro integral. Es necesario que los adultos mayores cuenten con un local propio y es también una voluntad política de ellos. Refieren que si serían autoridades, buscarían un trabajo e implementarían microempresas para el desarrollo de actividades livianas de los adultos mayores, organizarían a estas personas en grupos, para fortalecerlos y buscar una ley que los proteja y les asigne un sueldo simbólico.

Muchas mujeres de los pueblos rurales demandan que se implementen talleres para aprender alguna artesanía o realizar todo tipo de tejidos con la finalidad de ocupar su tiempo en estas actividades. A los varones les gustaría realizar diversos oficios y actividades relacionados con la albañilería, el tejido, la panadería, la agricultura, zapatería, crianza de animales menores, pero no existe apoyo alguno que permita emprender la realización de estas actividades, más aún cuando muchos de los ancianos están enfermos.

En este punto el Estado y la empresa privada deberían apoyar a las comunidades rurales en la implementación de talleres autogestionarios que estén destinados a la capacitación y aprendizaje del adulto mayor, como una forma de que generen sus propios ingresos económicos.

No existen programas de capacitación para el adulto mayor en las poblaciones rurales, es por ello que la mayor parte estarían de acuerdo que se realicen capacitaciones y nuevos aprendizajes con el fin de que puedan generar sus propios recursos económicos y les sirva como entretenimiento. En algunas comunidades se está implementando programas de alfabetización, pero muchos no asisten porque sus enfermedades visuales los limitanLos programas de alfabetización tienen que intervenir asociado a programas de salud que vele, haga seguimiento y alivie las principales enfermedades de los ancianos, solo así se tendrá una concurrencia masiva a estos programas de alfabetización.

Los diversos sectores del Estado deberían implementar programas de capacitación y nuevos aprendizajes en agricultura, salud, alimentación, artesanía, turismo, sobre todo a estas poblaciones que poseen ingentes conocimientos sobre sus comunidades. De esta manera se aprovecharía el capital de conocimientos y el desarrollo y fortalecimiento de sus capacidades.

El rostro de la pobreza en nuestro país se observa con mayor dimensión en nuestras poblaciones vulnerables, y justamente una de esas poblaciones son nuestros adultos mayores de las comunidades rurales de nuestro país. Es de suma necesidad trabajar por ellos y ellas, haciendo hincapié en la solución de sus problemas, y rescatando su alto potencial de capacidades y conocimientos que poseen para su propio desarrollo, mejorando su calidad de vida con un envejecimiento digno, saludable e inclusivo.

“Hemos llegado muy golpeados a ser personas mayores

y hemos seguido trabajando para el alimento

y la vestimenta de los hijos

cumpliendo con el deber de ser padre,

no ser como otros padres que no

se preocupan para los hijos.

La preocupación y los pensamientos de los hijos

nos llevan a la edad adulta más rápido,

uno decae más rápido y no tiene fuerzas.

Ahora solo con mi esposa nos apoyamos

y nos vemos cuando estamos mal”

 Jerónimo. 77 años

Distrito de Iñapari – Madre de Dios

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