Soy un amazonense en su integridad, nacido entre ríos, montañas y neblinas. Nací en Chachapoyas, desde muy niño viví en Luya junto a mi familia materna, estudie en Luya y Lamud mi primaria y secundaria; respectivamente. Mi padre, docente y dirigente magisterial, me enseñó a ver y escribir la realidad socioeconómica regional, a amar la cultura de nuestros antepasados y respetar la ecología que nos rodea. Yo desde muy niño seguía a mi padre que, junto a sus alumnos, recorrían los pueblos de la provincia de Luya, para conocer sus pobrezas y paradójicamente, las riquezas culturales y ecológicas que los rodea.
Mi abuelo me enseñó a practicar los valores y a fortalecer mi identidad, me enraizó en mis venas a ser amazonense por sobre todo. Él me enseñó a querer y amar lo nuestro y me puso como modelo a seguir a su padre, mi bisabuelo coronel Pablo M. Pizarro Farje, héroe de la Guerra con Chile, diputado y senador por Amazonas.
Desde las aulas del Colegio Blas Valera de Lamud, empecé a conocer a Amazonas más allá de las provincias de Luya, Chachapoyas o Rodríguez de Mendoza. Amazonas se presentaba ante mis ojos como un departamento grande y diverso, no solamente rodeado de comunidades campesinas, sino también de un mundo amazónico en su parte norte, de hermanos Wampis y Awajun, con una dinámica propia, en equilibrio con su naturaleza arriba en Condorcanqui.
Amazonenses pujantes que supieron construir junto a una carretera, ciudades esperanzadoras como las hay en Bongará, Bagua y Utcubamba. Si en el sur los recursos culturales como Kuelap o Carajía asombran al mundo, en el norte la dinámica económica y agropecuaria potenciarán el desarrollo de Amazonas. Desde ahí, desde el colegio, entendí que sumando todo eso, sumando sus provincias, haremos de Amazonas ese polo de desarrollo nororiental, compitiendo de “tú a tú”, con departamentos como Cajamarca o San Martín.
Dejé Amazonas, con mucho dolor, pero con una alforja cargada de esperanzas; llegué a Lima, mi meta estudiar en la Universidad Mayor de San Marcos, lo logré. Estudié en San Marcos lo que Amazonas desde la niñez ya me venía enseñando: analizar la pobreza, proponer sus soluciones, investigar nuestra cultura, identificarse con lo nuestro, diagnosticar la realidad socioeconómica, elaborar proyectos de desarrollo; en suma, AMAR y PENSAR en Amazonas.
Eso me enseño mi profesión la Antropología, reforzar lo que había aprendido en Amazonas. Esta profesión se complementó con mis estudios de post grado en temas de Amazonía, Proyectos de Inversión y Gerencia Política. Mi tesis profesional, justamente ha sido elaborada y sustentada en base a las experiencias y enseñanzas que, desde la niñez, pasado por el colegio y consolidada en la universidad he venido rescatando y analizando sobre la cultura y ecología de la Provincia de Luya.
Como muchos amazonenses de mi generación, salimos de Amazonas, pero “siempre estuvimos presente en ella” y hoy, más que nunca, devolvemos a nuestro departamento lo que nos enseñó… ¡nos enseñó a vivir amando lo nuestro!
Soy un amazonense que ha venido buscando siempre el verdadero desarrollo de nuestra región olvidada, excluida, con altos índices de pobreza, desnutrición, analfabetismo, deforestación y limitado desarrollo agropecuario y mis análisis y artículos, difundidos desde hace dos décadas en los diversos medios de comunicación de la región, son testigos de lo manifestado.
A mi manera, y desde mi trinchera; con honestidad y esfuerzo, he venido haciendo diversas propuestas para hacer de Amazonas una nueva región, que tenga una visión sustentada hacia el bicentenario amazonense. Siempre he creído que Amazonas necesita de una nueva clase política, comprometida con la disminución de la pobreza, la puesta en valor de nuestra cultura y el desarrollo turístico, mejoramiento de la educación y la salud, la preservación de la ecología, el desarrollo agropecuario, la seguridad ciudadana, el mejoramiento de las vías de comunicación y el potenciamiento de la capacidad energética de la región.
Vengo tratando de construir una POLÍTICA AMAZONENSE, conformada por amazonenses de corazón y convicción y por eso todos debemos contribuir a los ansiados cambios para nuestro desarrollo, representamos un nuevo renacer de Amazonas hecho por los amazonenses. A ti mujer y hombre de Amazonas, te invito a formar parte de este gran proyecto amazonense hacia su Bicentenario. Recorramos juntos este camino… ¡Acompáñame!